domingo, 13 de octubre de 2013

TEMA 6. LA CONQUISTA DE UN CONCEPTO DE LA FORMA


            Cada ser humano ha desarrollado un símbolo para cada persona y objeto familiar. Esto es debido a que cada una crea esquemas que dependen las experiencias y, por lo tanto, no existen dos esquemas idénticos para dos personas diferentes. Las imágenes mentales que posee un niño sobre los objetos de su entorno provienen del resultado de un proceso mental que se puede cambiar e introducir conceptos nuevos.
            Un esquema puede variar mediante la exageración de las partes importantes, la omisión de partes menos importantes o el cambio de símbolos para las partes más relevantes. Los niños no son conscientes de las exageraciones porque para ellos es como si fueran reales.
            Cuando se estimula a los niños para que pongan mayor atención a las acciones, estos desarrollan un sistema más flexible. Para ello es necesario motivarlos mediante la existencia de variedad de temas para que todos tengan la oportunidad de expresar sus intereses.
             Alrededor de los seis años, los niños producen esquemas alternativos para objetos y acontecimientos cuando se les pide. Sobre los siete, la representación de la figura humana (mediante formas geométricas) depende del conocimiento que el niño tenga de sus partes, siendo importante para ellos la simetría del cuerpo. Las figuras de los dibujos no suelen mirarse, sino que eso se empieza a ver a partir de la siguiente etapa (a partir de los 9). A los ocho, el dibujo se entiende como una unión de situaciones.
            En esta etapa, el niño desarrolla la idea de interconexión de los elementos del dibujo mediante una línea básica (que, por ejemplo, puede ser el suelo o los bordes de la mesa), aunque en la naturaleza o en los objetos se observen tales líneas. Más adelante aparece la doble línea básica que es una evolución posterior y que precede a la perspetciva o el plano alzado que describe los elementos importantes del dibujo.
            Con el paso del tiempo el niño descubre la relación existente entre el objeto y el color, aunque no distingue los diferentes matices de estos. El esquema del color es una indicación de la creciente capacidad de pensamiento abstracto.

            Los niños son producto de su herencia genética y de su ambiente, por ello, tenemos que facilitar que este sea rico y estimulante. La oportunidad de expresar de modo socialmente aceptable los sentimientos negativos produce una liberación de las tensiones y el niño puede hacer un uso constructivo de la implicación emocional. Los niños no quieren que sus dibujos den lugar a interpretaciones por eso incluyen rasgos definitorios a los elementos que aparecen en él.
            El uso rígido de un esquema puede ser una forma de huida del niño para evitar afrontar los sentimientos y las emociones, por ello se debe prestar una atención especial a la flexibilidad de pensamiento en este período y ofrecerle la oportunidad de usar las emociones de forma constructiva.
            Como docentes, debemos recordar que cualquier tema es aceptable y bajo ningún concepto debemos hacer un juicio moral sobre algún contenido de estos.
            Cualquier material artístico debería facilitar la expresión infantil en vez de ser un obstáculo para ello. Por eso es necesario saber que se debe presentar el material en el momento en el que el niño esté preparado para usarlo, conocer el material artístico óptimo para realizar una actividad y proponer materiales sin abrumar al alumnado. Por ejemplo, la arcilla es un material tridimensional que estimula otro tipo de mentalidad diferente a la del dibujo.

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