lunes, 7 de octubre de 2013

TEMA 2. LA BELLEZA Y LO SINIESTRO

La belleza como proporción y armonía

Según el mundo griego y latino, la proporción se consideraba siempre belleza.
Los presocráticos (VII y VI a.C.) entendían la definición del mundo como un todo ordenado y gobernado por una sola ley, siendo este el principio de todas las cosas.
Pitágoras (VI a.C.) es quien estrecha vínculo entre la cosmología, las matemáticas, la ciencia natural y la estética. Es el primero que sostiene que el principio de todas las cosas es el número; y con él, nace una visión estético-matemática del universo.
Dos siglos más tarde (IV a.C.), Policleto realiza una estatua que será considerada más adelante el canon (proporción correcta), teniendo todas las partes que adaptarse recíprocamente según relaciones proporcionales del cuerpo.

Esta idea de belleza y proporción se desarrolla a lo largo de toda la antigüedad y se transmite en la Edad Media, siendo en esta lo espiritual símbolo de belleza.
A lo largo del tiempo, han habido diferentes ideales de proporción. En el siglo IX, en la música se empiezan a escuchar dos voces con líneas melódicas propias hasta llegar, en el siglo XII, a la polifonía. En cambio, en la literatura se habla de proporción como conveniencia cualitativa.

La armonía no es la ausencia de contrastes, sino equilibrio. Así dos entidades opuestas que se neutralizan mutuamente y se vuelven armónicas porque se contraponen convirtiéndose en simetría. De ese modo, las cosas feas se componen por proporción y contraste en la armonía del mundo.

Podemos ver que las armonías aritméticas corresponden también en armonías geométricas. Por ello, en la arquitectura, cada número tiene un significado diferente ya sea geometricamente o aritméticamente. El cuatro es sinónimo de fuerza, justicia y solidez, mientras que el tres se entiende como símbolo de igualdad perfecta. El cinco son las esencias de las cosas y los géneros vivos.


Lo siniestro

Existen diferentes definiciones de siniestro según quien las proponga:
Según Schelling, es aquello que debería haber permanecido oculto y que ha salido a la luz.
Según Freud, es la antítesis de todo lo que es confortable y tranquilo, un regreso de la represión (algo olvidado que emerge de nuevo).
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, se cambió la novela gótica por la incertidumbre intelectual entre lo real y lo imaginado. Roger Caillois, dentro de la definición de siniestro, diferencia lo maravilloso (aceptación de cosas sobrenaturales en algunas culturas) de lo fantástico (cosas sobrenaturales no aceptadas, ya no se cree en los milagros y se tiene que explicar todo según las leyes de la naturaleza).

Las cosas que se consideran feas de situación son las que individualmente no nos generan ninguna emoción negativa, pero en el contexto en el que se encuentran no podemos explicarla o nos resulta angustiosa.
Hay escritos siniestros de diferentes temáticas: muertos que siguen vivos, personajes malignos que torturan y matan, personas con alguna anomalía física, angustia por lo que no es conocido, vampiros, brujas, fantasmas, mutaciones, etc.
Los cuentos, como los de Angela Carter o Isabel Allende, suelen estar llenos de horrores y nos remiten a ellos como momentos terroríficos, siendo capaces de provocar pesadillas y traumas infantiles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario